lunes, 18 de octubre de 2010

Caducifolio (A mi madre: mi lugar en el mundo)


No te apagues deciduo
Árbol mío callado
No te escurras, te agotes
No abandones tus soles.

Sé mi bosque por siempre
el de Hood, el de otros.
La madera, el perfume
el refugio y el soplo.

Incipiente, cual brote
me cubriste de estrellas
cuando en mi nimiedad
elevabas  tus ramas
para darme  la luna
a sorbos- cucharadas.

En la metamorfosis
de esta vida, la mía
fui tu brote, la flor,
fui la fruta amarilla.

Hoy soy pájaro azul
de la ignota presencia
no imagino mi nido
sin tu luz, con tu ausencia.

Bajo el fiero huracán
protegiste mi cielo
evitando lo gris
lo cubriste de flores.

Si volar he aprendido
Lo alcancé de tus ramas
En tu hoja inmortal
vi brillar mis mañanas.

He bebido tu néctar
de primaverales años
Y con él, la sapiencia,
la entereza, la aurora,
la esperanza, la fiera.

Vi caer las nevadas,
en tus gajos desnudos
y sorteando estaciones
te cubriste de flores


En veranos de otros, primaveras foráneas
Con tu savia curaste las heridas ajenas.
Aunque en ello restaras el ramal de tus días
al viento regalabas  con tu polen la vida.

Sin embargo pulsaba en tu estoica raíz
un futuro perfecto que latía y latía
Mientras otros bebían…

Y me diste de hogar  rebosante follaje
Para el hoy, el mañana,
la ilusión y los años.

Me enseñaste de arrojos
Y que no hay vuelos vanos
Aferrada a la luna
Soportar las vacíos.

Hoy tu tronco quebrado
Se deshace en mis manos
Y soy nada, soy nadie
Sólo un pájaro gris
que te ve claudicar
sucumbir al ocaso.

Y quisiera sin más
Por el siempre, el perpetuo
ser la savia que bebas
encender primaveras.

Y llegar como vos
con el clima templado
Y serena cual lago
entibiar tus mañanas.

Darle inmortalidad a tus hojas carnosas
Y feliz con mi vuelo
abonar tus raíces
Regalarte esos sueños
Que perdiste, que diste…

Y ofrecerte estas alas
Renacer en tus brozas.             
ave caducifolia
para su árbol perenne.

2 comentarios:

Édgar Ahumada dijo...

Querida amiga Judith,

Llamar a tu madre "mi lugar en el mundo", transparenta tu nobleza, en acto y en sangre.
Uno recupera la fe en la humanidad leyéndote, ¿sabes?
Te agradezco tres cosas:

1. Que ames a tu madre.
2. Que te ames.
3. Que nos sigas brindando bellezas como Caducifolio.

Mis bendiciones.

Judith dijo...

Amigo...este canal que brindan las palabras para hacer del dolor algo más bello , tal vez en la búsqueda del milagro de esperar que las propias palabras puedan transformar realidades y perpetuar esos seres que uno quisiera conservar para siempre.
Nada más que la maravilla puede surgir de este amor con el que mi madre me ha alimentado, con esa fe y esa garra que hacen uno nunca quiera bajar los brazos a pesar de todo...