¿Por qué
gritan los silencios a través de mis ojos
si por
siglos he callado su bullicioso estruendo?
Más; esta
noche no he logrado, no he podido satisfacerlos
Me laceran,
me carcomen, me reinventan
Entierran
sus verdades en mis oídos
Se cuelan
en mi pelo.
Invaden desafiando
las leyes del ocaso.
Musitan aberrantes
desde la médula ósea del anhelo.
Agitan las fuerzas y las ansias, hasta alcanzar escape.
Entonces,
en su tiempo y no antes:
Se apoderan,
se dibujan, me trascienden
segundo a
segundo en un aturdimiento sin pausas
hasta
confundirse con la aurora…
Y te
nombran, y te nombran y te nombran
Sin que
medie piedad para conmigo.
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