Esto de
acariciarte
Con el
extremo sur de mis pestañas
Con la
intención, con la razón,
Con el
tesón, la misma nada.
Con este
aire entre los dos que llaga.
Esto de
consentirme
Y
concederme este derecho de distancias magras
De hacerte
mío con silencio atroz
Tan sólo
con la carne de mi voz callada.
Esto de
refugiarme
Acometer y
arremeter feroz, voraz
con
premeditación y alevosía reiteradas
Sin más
excusas, sin perdón y sin coartada.
Esto de
elucubrar
La escena
exacta, la inclinación, la sala
Y para
devorarte y demorarme en vos
en la
contemplación de tu mirada.
Esto de
respirarte
A 38°
latitud del sur, 57 ° longitud oeste
Y para
sucumbir, izar el pabellón
desmantelar
y reescribir la nueva trama.
Y para
consumirme y consumarte
Y para
cometerte y convidarte
Y para
contagiarme
Y para
concurrir y canturrear
Y tal vez
conservarnos y cambiar
Y para
concebir el crimen tan deseado.
Y para
deslizar y sistematizar
Y para
claudicar, capitular
Y para
naufragar
Encontrarte
–encontrarme así sin más
conjugando
otro Hado
Resulta
imperativo, es esencial
Fundamental.
Es primordial.
Establecer
la coordenada exacta de tu espacio.